La intervención pictórica del parque refleja una etnografía en la que se distinguen elementos de la temática popular, con elementos de arte urbano combinados con caracteres identitarios de las culturas Nahua y Culhua, fundadoras de Iztapalapa. Con distintas representaciones de deidades prehispánicas como Quetzalcóatl, Tláloc, Tlaltecutli y Xochipili, se va configurando una cosmogonía de identidad única, gracias al sello particular del colectivo artístico.
Con pleno conocimiento de lo efímero que resultará esta intervención gracias a la implacable acción de la intemperie, los rayos ultravioleta y el propio uso para el cual fue diseñado este espacio, la creación de estos murales pretende trascender y conservarse en el imaginario colectivo sobre un tiempo particular: este momento en el que se plasmó como una representación posmoderna de las diferentes deidades prehispánicas , enfocada a los usuarios, jóvenes de su tiempo: una generación influenciada por el arte contemporáneo, el arte urbano, el cómic, el grafitti, la animación y cierta cultura globalizada mediante las redes sociales. En este sentido se realizó un trabajo que busca integrar elementos de estas expresiones con esta simbología que conceptualmente tiene un origen prehispánico para encontrar una identidad propia y que pueda ser acorde a estos tiempos.
La intervención pictórica también conlleva una ofrenda por el momento actual, ya que, si bien se proyectó para realizarse antes de la pandemia, su propio proceso ha sido mayormente realizado en ese tiempo, en el cual los artistas han experimentado sus propios duelos, además de los imponderables efectos de la pandemia en la sociedad. El arte en este espacio honra y recuerda la finitud de la vida y le da sentido, tratando de dejar un legado y de generar un pensamiento crítico, una reflexión o simplemente una experiencia estética en la sociedad.

Intervención
artística
El arte visual plasmado en el skatepark fue encargado al colectivo Tilma Lab, una cooperativa de artistas que han enfocado su trabajo en intervenciones en el espacio público, vinculándose a proyectos relacionados con la sostenibilidad y con el trabajo con la comunidad, haciéndola partícipe de la reflexión cultural y medioambiental a través de talleres de arte.


Mediante estas actividades se pretende recoger experiencias y sensibilizar a los usuarios y vecinos acerca de la conservación y desarrollo tanto de la intervención como del mismo espacio.
Bajo la dirección de Federico Contreras, ocho artistas del colectivo, así como otros artistas invitados, han trabajado en las diferentes zonas de intervención pictórica del parque, llamada así más acertadamente ya que no es un mural como tal, aunque sí lo es en cuanto a la técnica utilizada. El proceso de creación pictórica de Tilma Lab encuentra cierto paralelismo con el uso que dan los jóvenes practicando los diferentes saltos y suertes sobre patines o patinetas, al tiempo que generan cierta descarga de adrenalina. Los procesos de generación de circuitos y recorridos asemejan el trabajo pictórico en su desarrollo, como una suerte de coreografía que hace uso de la técnica y del movimiento para plasmar la impronta personal en el mural realizado.

Intervención artística
